viernes, 30 de enero de 2009

¡¡A LAS TRINCHERAS!!!


Primero de todo pedir perdón por la ausencia, el tiempo, la vida y los quehaceres no siempre juegan a favor de la expresión, pero aqui estoy otra vez. No me olvido ni quiero hacerlo de Marta, la teneis mas abajo, los que sentimos la fuerza de el amor por los mas pequeños por las sanas circunstancias que sean, nos sentimos solidarizados en cuerpo, alma y corazón. Hay un lema, Marta somos todos, y es que todos estamos expuestos.


¡A LAS TRINCHERAS!

Cada mañana, las radios nos anuncian el cataclismo diario de la economía. Cada mañana, los titulares de prensa nos invierten la felicidad en desesperanza. Cada mañana, las televisiones nos recuerdan lo mal que estamos y lo peor que podríamos estar. Cada mañana, todos nos encerramos en un pesimismo absurdo del que nadie nos quiere sacar.
Como escribía Ángel González, "Si tuviésemos la fuerza suficiente para apretar como es debido un trozo de madera,sólo nos quedaría entre las manos un poco de tierra." Ese poco de tierra es nuestra última esperanza, creer en nosotros mismos. ¿Es que no hay nadie capaz de transmitir un poco de ánimo, una pizca de optimismo, a un país que, como todos en Europa, se cae ante la crisis económica generada por los ricos?
Me resisto a dejar de creer en la palabra, en la fuerza de la poesía que nos hace ser humanos, y más que humanos. Me resisto a las incompetencias de los políticos frente a las competencias de los que les votamos. Hay una salida al final del túnel que no es la luz del tren que te atropella. Hay valores: solidaridad, derechos humanos, igualdad, respeto a las personas, lucha contra toda clase de discriminación: ¡tantas cosas! Hay esperanza, mucha, y no como virtud sino como realidad posible. Pero hay que luchar por ella, hay que militar en el optimismo de la gente, en la posibilidad que tienen los políticos de ayudar a los que lo están pasando mal, los débiles. Hay que estar con ellos en combate, en la trinchera, porque enfrente siempre van a situarse los mismos poderosos, con marcas publicitarias maravillosas y con iluminados que les amparan. Hay que colocarse en la frontera de lo ilimitado porque el futuro lo llevamos en nuestros corazones, no en las carteras. Es necesario tomar una opción, y esa es la de los necesitados: se abre la lista, apúntense, por favor, sin anonimatos.

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