lunes, 21 de septiembre de 2009

LA POCA EDUCACION

La educación brilla por su ausencia. Ya nadie es educado ni hace las cosas con corrección. Morirse por ejemplo ha dejado de ser una cosa elegante, esa que se hacía en la cama, con el orinal debajo, empijamado correctamente, con el batín de seda cerca por si la muerte se retrasaba y a uno le da por levantarse a comer gambas. Con los posibles herederos alrededor deseando que uno cascara para llevarse la herencia, con el cura al lado, para decirle que se vaya por donde ha venido, con las plañideras contratadas, la esquela en el diario, el nicho comprado desde años atrás. Era el rito ceremonial de lo previsible. Ahora no, ahora la gente se muere de cualquier manera, hala, a la ligera, de repente, sin avisar, te llama de pronto alguien y te lo dice, oye, que fulanito ha palmao. Y te quedas con cara de ajo, joder qué putada, me podía haber avisado, que me debía siete euros el hijo de su madre.
Pelearse. Pelearse es algo que también ha perdido sus buenas maneras. Antes uno se peleaba a puñetazos en la cara, a cates, a tortas, pero con unas normas, con la gente alrededor increpando, insultando o azuzando, tipo riña de colegio. O se peleaba uno con sus preparativos, quedando en tal sitio a tal hora. Uno recuerda en su primera juventud una quedada por aquí cerca entre los que llamaban mods y los rockers solamente para darse de hostias. Los mods llegaron en un Portillo a las seis y media y los rockers estaban esperando en la estación. La idea era saludarse, preguntarse por la familia, hacer alguna broma sobre los atuendos y luego bajar en sana camaradería hasta la playa y allí, con el crepúsculo, darse hondonadas de hostias, guantazos, mascás y patadas,sin armas. La cosa no llegó a mayores porque algún aguafiestas había convocado a la policía, que estaba en la estación y eso disuadió a los que venían, bueno, eso y ver la pinta que tenían los rockers, que solían ser tirando a corpulentos y con patillones y unos flequillos erectos que imponían mucho. Todo era distinto. Ahora no ahora se pelean de forma inesperada y traicionera en feria por ejemplo, vas y miras a alguien, con una mirada incluso neutra, la mirada por ejemplo que le echamos a una pared blanca, y va el tío y te busca la boca o te mete un sopapo que no te enteras ni por dónde ha venido. O te pegan para robarte, que esa es otra.
Antes venía el ladrón con su pinta de ladrón, su antifaz o pasamontaña, su navajita y te decía, deme todo lo que tenga por favor, y tu ya sabías que el todo era el reloj y lo que llevaras en efectivo en la cartera.
A veces tenían suerte y eran dos mil pesetas, otras veces eran ciento cincuenta. Tras el trámite, el ladrón se iba e incluso te instaba a que perdonaras las molestias ahora no. Ahora el todo que te piden es el reloj, el anillo, la cartera con todo lo que lleve, las tarjetas, el carné, la foto de la novia y el abono para ver a tu equipo de fútbol ah, y el móvil. Y en ocasiones y a la gente joven, las zapatillas de deporte si son de marca y, claro, esto no puede seguir así. Luego se quejan los cacos de que tienen mala prensa, pero no han sabido ganarse a la clientela y ha pasado lo que ha pasado, que su profesión se ha devaluado, que ha caído mucho, que ahora se mete en ella cualquiera, que está aquejada de intrusismo más que en el periodismo que ya es difícil. Se mete a ladrón cualquiera.
Por ejemplo, va uno se queda sin trabajo y se pone desesperado y se lía a robarle a la gente y no puede ser, porque uno es abogado o periodista o ingeniero o albañil y no está versado en lo del manguteo y, en efecto, no cumple con las normas reglamentarias de cortesía, pide las cosas de cualquier manera, se mete en casa de la gente en vez de atracar con educación y los detienen enseguida. No sólo no son educados, si no que encima acaban en la cárcel los pobres, con la de gente mal educada que ahí allí. No hay educación, no hay buenos modales. Ni para morirse ni para robar ni para comer ni para pelearse. Bueno, lo digo con su permiso y si no le molesta. Gracias y adiós


No hay comentarios: